¿Es el momento de ir al psicólogo?

Un psicólogo es un experto en la conducta humana, un profesional que nos ayuda a solucionar problemas emocionales, enseñándonos técnicas y habilidades para dejar de sufrir o para mejorar nuestra calidad de vida, pero… ¿Cómo podemos saber cuándo necesitamos de sus servicios?

Existen varias claves alrededor y en nosotros mismos, varios “avisadores” que  nos indican que deberíamos pedir ayuda. Señales de que algo va mal o de que hay algo en nuestra vida que no funciona como debería.

Y es que, en muchas ocasiones nos es difícil incluso darnos cuenta de que estos avisadores están presentes. En resumen, son las consecuencias de un problema que quizás no somos conscientes de su existencia o gravedad, o que simplemente damos por sentado que no se puede cambiar, ya que el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación, y en ocasiones se soportan situaciones que nos hacen daño porque creemos que es lo normal en nuestra vida, es lo que “nos ha tocado vivir”, es que “somos  así”, o “es lo que he heredado de mi padre/madre”,… Es decir, se aprende a convivir con el problema.

Estas claves nos ayudarán a tomar conciencia y a decidir si es el momento de visitar al psicólogo y empezar a trabajar por el cambio. Para ello vamos a enumerar algunos, en distintas formas y así poder aprender a discriminarlos más fácilmente:

 

Pensamientos

- No poder dejar de pensar en el tema (un recuerdo, un problema actual, o preocupaciones por lo que va a pasar).

- Creer que nadie nos comprende.

- Creer que no tiene solución.

- Sentir deseos de desaparecer.

- En general si dominan los pensamientos  negativos y catastróficos.

 

Emociones

- Cuando las emociones desbordan o hay una emoción muy intensa, muy frecuente o que dura demasiado tiempo (cuando hay una emoción que nos gobierna, es decir, sentir la mayor parte del tiempo tristeza, o enfado, o ansiedad,…).

- Cuando echamos la vista atrás y nos damos cuenta de que nos hemos sentido mal durante las últimas semanas o durante los últimos meses.

- Sentir tensión, dolor físico, problemas de sueño, exceso o falta de apetito, cansancio,… y que no se explique por nuestros hábitos, exceso de trabajo, o alguna enfermedad …

 

Conductas

- Cuando tus estrategias no funcionan, cuando aquello que estás intentando para solucionar el problema solo sirve para sentirte mejor por un corto período de tiempo pero no resuelve el problema de forma eficaz.

- Cuando llevas mucho tiempo lidiando con un problema y esperas que con el tiempo se solucione solo,… (en la mayoría de los casos el tiempo juega en contra y tiende a complicar más el problema: ¡No aplaces, actúa!)

- Comportamientos impulsivos, como gastar demasiado dinero en cosas innecesarias, (alcohol, ropa, caprichos,..), comer más de lo necesario, o perder el control fácilmente.

- Dejar de hacer cosas que antes gustaban, o cuando hay pocas cosas o momentos felices y que hagan disfrutar.

 

Relaciones sociales

- Cuando te aleja de los demás o surgen conflictos en distintas áreas de tu vida  (pareja, familia, trabajo, amigos) y no sabes como solucionarlos.

- Cuando alguna persona que quieres te pide que acudas al psicólogo (la recomendación aquí es que asistas aunque creas que no lo necesitas. El profesional te dará información y su visión de la situación y valorará si es necesaria una intervención, pero el mensaje que le darás a la persona que quieres es que estás dispuesto a luchar y a que las cosas mejoren).

- Cuando otro profesional (médico, abogado,…) te recomienda que vayas.

La razón principal para pedir ayuda profesional es cuando un problema nos impide vivir una vida plena, cuando no somos libres de hacer lo que queremos o deseamos porque hay algo que nos lo impide (no tengo ganas, no sé cómo hacerlo, no me siento con fuerzas, o me da miedo), cuando sentimos dolor, y sobretodo cuando no somos felices.

Lo idóneo es no esperar a sentirnos desbordados. Es bueno que intentemos resolver los problemas por nosotros mismos, ya que así aprendemos, pero si vemos que no lo estamos consiguiendo, entonces deberíamos pedir ayuda profesional igual que hacemos cuando vamos al médico, llevamos el coche al taller o contratamos un abogado, ¿No crees?

¡Pide ayuda, no tengas miedo ni vergüenza! Sí, es cierto que vas a contarle información muy íntima a un desconocido, que quizás no le has revelado a nadie, y eso no es fácil, requiere valor, pero recuerda que es un profesional y que te ayudará a romper el hielo y hará que te sientas lo más cómodo/a posible.

Te enseñará técnicas para cambiar aquellos pensamientos y conductas que te hacen daño y entre los dos trabajareis para construir una versión más fuerte y mejorada de tí mismo/a. 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Lodi (viernes, 19 mayo 2017 01:50)

    Atiende aseguradoras?adeslas o sanitas?