Para qué sirven las emociones

A lo largo de la historia ha habido una imagen muy negativa de las emociones, se decía que distorsionaban la realidad, eran inútiles, entorpecían nuestra vida y nos alejan del conocimiento y por ello había que reprimirlas. Lo importante era la inteligencia, la lógica, y la razón.

Ahora la ciencia nos dice que sin emociones no podríamos sobrevivir. Somos seres emocionales. Todas las emociones desempeñan un papel único y tienen una función vital:

Nos ayudan a comprender y adaptarnos al mundo que nos rodea, preparan nuestra mente y nuestro cuerpo para la acción. Además comunican nuestro estado de ánimo a los demás permitiendo predecir el comportamiento.

 Sirven para comunicarnos, tomar decisiones, comprender a otras personas y además participan en la memoria para seleccionar qué datos recordar.

 

Las seis emociones básicas

Paul Ekman (1972) estudió diferentes culturas y descubrió las emociones son universales, innatas, se encuentran en la naturaleza humana independientemente del contexto o el aprendizaje, son reacciones psicofisiológicas adaptadas a cada situación:

 

Tristeza: Nos ayuda a asimilar una pérdida y a ajustarnos a la nueva situación.

Se reduce la actividad general del organismo, nuestra energía, la predisposición a las relaciones sociales y el interés por actividades divertidas o placenteras. Se tiende al aislamiento, permitiendo prestar atención a uno mismo para valorar, reflexionar y aprender.

Es una forma de pedir ayuda, comunicando a los demás que uno no se encuentra bien. Aumenta la unión con otras personas y fomenta la aparición de empatía y comportamientos altruistas.

 

Sorpresa: Nos prepara para que podamos reaccionar ante la novedad y cambios inesperados. Está diseñada para activar los sistemas de percepción y regula la atención para poder captar cualquier nueva acción. Genera exploración, curiosidad e interés.

 

Miedo: Tan inevitable como necesario. Su función principal es la de protección. Ante situaciones peligrosas se activa el mecanismo de supervivencia; el corazón late más rápido, la respiración se acelera, las pupilas se dilatan, se reduce el flujo sanguíneo en la parte superior del cuerpo concentrándose en las extremidades inferiores (por eso nos palidecemos), en definitiva nos prepara para la huída.

Sin miedo seríamos auténticos temerarios, el miedo nos protege de los peligros: Por ejemplo, el miedo a las alturas nos protege de que caigamos al vacío.

Es frecuente que venga acompañado de ansiedad. Llamamos ansiedad facilitadora aquella que nos ayuda en esas situaciones, la ansiedad nos provoca hiperactivación, hipervigilancia, hace que pensemos más rápido, que respondamos más rápido. En definitiva nos ayuda en la supervivencia cuando hay algún peligro.

 

Asco: Esta emoción es tan potente que tiene el poder de inhibir el hambre. Se ocupa de rechazar estímulos desagradables o perjudiciales para la salud. En primer lugar se intenta anular el sentido por el que hemos percibido la emoción de asco, es decir, se aparta la vista, se tapa la nariz, o se sienten arcadas. Evita que comamos algo en mal estado o nos acerquemos donde nos podamos contagiar. Evitando envenenamientos, contagio de enfermedades,… Ayuda a crear hábitos higiénicos y saludables, por ejemplo, lavarse las manos.

 

Ira: Sirve para eliminar los obstáculos que nos impiden conseguir nuestros objetivos activando los mecanismos de autodefensa o ataque frente a una amenaza. Aumenta el flujo sanguíneo a las manos, facilitando la posible agresión con las mismas. También aumenta la tasa cardíaca y el nivel hormonal, como la adrenalina, que genera gran cantidad de energía y nos prepara para “la lucha”. Este aumento de energía explica que cuando nos sentimos enfadados tendamos a actuar más impulsivamente.

 

Felicidad: Cuando hay ausencia de peligro y nos sentimos bien nuestra musculatura se relaja, aumenta la actividad cerebral que inhibe los pensamientos negativos y preocupaciones. Nos predispone a realizar acciones y favorece las relaciones sociales y la unión entre las personas.

Genera altruismo, empatía, sentimiento de seguridad y libertad.

 

¿Y los sentimientos?

Los sentimientos son la interpretación subjetiva que hacemos de las emociones. No hay una emoción pura sino varias emociones mezcladas, por ejemplo, cuando hay sentimientos de celos surgen emociones como el miedo, la ira y la tristeza.

Son aprendidos, más complejos, llevan pensamientos, valoraciones y duran más tiempo. Algunos de los sentimientos más comunes son: culpa, vergüenza, orgullo, envidia, frustración, desprecio,..

 

Control emocional

Y es que tan negativo es intentar reprimir las emociones como dejarse dominar por ellas... Cuando una emoción se hace dueña de nuestro ser, y toma el mando, las cosas empiezan a complicarse. Hablamos de problema emocional, cuando una emoción se instaura independientemente del contexto: nos sentimos siempre tristes, o enfadados, o con miedo…. No hay control de la respuesta emocional. Si la emoción es desproporcionada, incoherente, o dura demasiado tiempo, debemos plantearnos buscar ayuda profesional.

 

Las emociones no se pueden anular ni controlar, pero sí podemos controlar nuestras conductas. Cómo reaccionamos ante un estímulo o situación concreta. Es decir, si alguien me ofende no puedo evitar enfadarme (emoción), pero sí puedo evitar gritar o responder agresivamente (conducta).

 

Las emociones son nuestras guías, nos dan información de nuestros deseos, necesidades y nos preparan para reaccionar y adaptarnos a las situaciones. Lo idóneo es que combinemos nuestra razón y conocimientos siempre teniendo en cuenta los “avisos” que nos mandan las emociones para actuar y decidir sintiéndonos a gusto con nosotros mismos.

 

 

Por último no puedo dejar de recomendaros una de las últimas películas de Pixar: “Del revés” que refleja muy bien cómo funcionan las emociones. Los creadores de “Inside Out” han sido muy fieles a la ciencia. De hecho, han colaborado con dos científicos de la Universidad de California: Dacher Keltner, de Berkeley y Paul Ekman, de San Francisco.

 

Fuentes

- Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Kairós.

- Fernández-Abascal, E.G; Jiménez Sánchez, M.P; Martín Díaz, M.D. Emoción y motivación (Volumen I y II). Ed. Centro de estudios Ramón Areces, S.A.

- Punset, E. ¿Para qué sirven las emociones? (Capítulo REDES 373)

- El libro de la Psicología. Ed. Akal.

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Comentarios: 1
  • #1

    ulises (viernes, 10 febrero 2017 14:53)

    Excelente artículo me gusto... manejar las emociones creo que es una de las situaciones más difíciles pero todo es posible con el tiempo... saludos :)